Soy Esther y este es mi nuevo blog… Un lugar donde me gustaría compartir las recetas que conozco con vosotros. Esas que nos han enseñado nuestras madres con ingredientes tradicionales y otras incorporando productos de diferentes países.
Calentamos el horno a 170-175º C, calor arriba y abajo y vamos poniendo las cápsulas de magdalena en nuestros moldes para horno.
En un recipiente tamizamos la harina, el cacao y el bicarbonato hasta que quede bien mezclado. Le incorporamos el azúcar y las pepitas de chocolate y reservamos.
A continuación, en otro recipiente ponemos el huevo, la leche, el aceite, el yogur y la vainilla y batimos durante unos minutos hasta que la mezcla esté homogénea.
Ahora debemos incorporar los ingredientes secos. Lo haremos en 3 veces y mezclando lentamente con un utensilio flexible (una lengua) para no batirlo en exceso.
Rellenamos las cápsulas de magdalenas con la masa hasta 3/4 del molde, y después ponemos unas pepitas de chocolate por encima de la masa.
Horneamos unos 15 minutos aproximadamente o hasta que al pinchar en el centro de la magdalena, el palillo salga limpio. No abrimos el horno en ningún momento.
Cuando estén horneadas, sacamos y dejamos reposar unos minutos antes de sacarlas de los recipientes para que enfríen por completo.
Podéis acompañar estas magdalenas aun templadas con un buen trozo de helado de nata o vainilla.
Ahora que ya estamos en temporada de moras, vamos a preparar unos bollitos que son parecidos al brioche pero con un suculento sabor a cardamomo que no dejará de sorprenderos. Yo he combinado las moras con unos arándanos pero podéis no hacerlo. Estos bollitos de procedencia sueca se parecen, según mis hijos, a unos cerebros cuando aun no están horneados, pero están realmente deliciosos sobre todo recién hechos.
Receta de Bollitos suecos con moras y arándanos
Ingredientes
(para 4 bollos)
185 ml de leche templada
1 huevo grande
1 pizca de sal
1/2 c. c. de semillas de cardamomo molidas
5 gr de levadura química
80 gr de azúcar blanca
25 gr de mantequilla fundida
400 gr de harina común de trigo
30 gr de azúcar integral de caña
Para el relleno:
200 gr de moras y arándonos
30 gr de azúcar blanco muy fino
1 lima (también podéis usar una naranja)
Preparación
En primer lugar mezclaremos la levadura con la leche hasta que la levadura esté bien disuelta y reservaremos.
Para conseguir el polvo de cardamomo, aplastamos los granos con el mortero, quitamos la cáscara y machacamos las semillas hasta convertirlas en polvo finito.
A continuación en un recipiente hondo, batimos el huevo con la pizca de sal y los 100 gramos de azúcar, los 25 gr de mantequilla fundida y el cardamomo.
A continuación añadimos la leche con la levadura y 250 gr de harina. Seguimos moviendo hasta tener una mezcla homogénea.
Añadimos el resto de la harina y seguimos amasando a mano para darle uniformidad a la masa. Una vez que tenemos la masa lista, la dejamos en un cuenco cubierto con un trapo para que repose aproximadamente una hora o hasta que haya doblado su volumen y tenga burbujitas.
Mientras que tenemos la masa reposando ponemos las moras y los arándanos en un cuenco. Rallamos la piel de la lima y la ponemos sobre la fruta junto con el zumo de la misma. Aplastamos un poco las frutas con un tenedor o un pasapurés y dejamos reposar.
Cuando tengamos lista la masa, espolvoreamos harina sobre la encimera y ponemos la masa. La estiramos hasta tener una especie de rectángulo u ovalo de un dedo de grosor.
Ahora tendremos que poner el relleno y como está húmedo se nos pegará la masa en las manos. Deja a mano un recipiente con harina por si lo fueras a necesitar. Con una espumadera cogemos la mitad de las frutas dejando que escurra el zumo, y las ponemos en el centro del rectángulo de masa. Ahora doblamos los extremos opuestos de la masa hacia la centro como si fuera un sobre, y hacemos la misma operación con los contrarios. Pero antes de hacerlo pondremos otro puñadito de frutas sin zumo sobre el pliegue anterior (tal y como se ve en la fotografía).
Una vez que tengamos listo el sobre intentamos estirarlo un poco a lo largo y lo cortamos en cuatro partes. Después cada una de estas partes las enrollamos sobre si mismas para que quede una especie de nudo gordo.
Colocamos estos nudos sobre una bandeja de horno cubierta con papel, dejando espacio entre ellas para que puedan crecer. Hacemos un hoyo con los dedos en el centro de los bollitos e introducimos la fruta restante hundiéndolos bien en la masa, regamos con el liquido que nos quede en el cuenco y espolvoreamos con el azúcar de caña. Cubrimos con un papel film y dejamos reposar para que fermenten en un sitio templado unos 20 minutos, mientras que calentamos el horno.
Calentamos el horno a 180ºC, calor arriba y abajo. Cuando hayan pasado los 20 minutos o los bollitos hayan subido, los metemos en el horno y los cocemos durante unos 20 ó 25 minutos o hasta que estén dorados y crujientes.
Una vez cocinados lo mejor es servirlos calientes. Los podéis comer solos, acompañados de helado o espolvorearlos con un poco de azúcar glas.
Vamos con un postre muy refrescante y que no necesita horno, que con estas temperaturas es algo muy importante. Además únicamente necesitaremos cuatro ingredientes.
Panna cotta significa literalmente «nata cocida», y es básicamente lo más caluroso que vamos a hacer para este postre. El resto lo hará la nevera. Además lo vamos a mezclar con lima que me parece un ingrediente super refrescante. A ver qué os parece.
Receta de Panna Cotta de Lima
Ingredientes
500 ml de nata para montar (35% de grasa)
120 g de azúcar
2 limas
3 hojas de gelatina
Preparación
Lo primero que haremos será hidratar las hojas de gelatina. Las pondremos en un recipiente hondo con agua fría.
Rallamos la piel de una lima y después exprimimos el zumo. Lo colamos y reservamos. Si queremos podemos rallar tambien la otra lima y utilizar la ralladura para decorar antes de servir.
En un cazo pondremos la nata y dejaremos calentar. Antes de que empiece a hervir, incorporamos el azúcar y removemos hasta que se disuelva por completo el azúcar.
Cuando esté a punto de romper a hervir de nuevo retiramos del fuego.
Es hora de incorporar la gelatina. Debemos escurrir muy bien nuestras hojas e introducirlas en la nata que aun estará caliente, lo suficiente para que la gelatina de deshaga por completo. Debemos mezclar todo muy bien.
Incorporamos a la nata el zumo y la ralladura de lima que habíamos reservado. Mezclamos bien y dejamos que la mezcla baje un poco de temperatura.
Ahora repartiremos nuestra panna cotta en los moldes. Esto es un poco a vuestra propia elección. Podéis meterlos en flaneras, en moldes de silicona o hacer como yo que los he puesto en unos recipientes de cristal de donde los comeremos directamente. Si os decidís finalmente por ponerlos en moldes, es recomendable engrasarlos un poco con una servilleta untada en aceite para desmoldarlos más fácilmente. Después pasáis la punta del cuchillo por el borde y dejáis caer la panna cotta del molde. La gravedad hará el resto.
Tapamos los recipientes con papel film y los metemos en la nevera a enfriar. Deberán estar entre 6 y 8 horas antes de poder servirlos. Yo pongo algunos en tarritos con tapa, que son más pequeños y así puedo disfrutarlos en cualquier momento.
Podria sugerir que los acompañarais con algo pero es que esta panna cotta está deliciosa así tal cual.
En un cazo ponemos la leche ( menos un par de cucharadas que reservaremos para poder deshacer la maicena) junto con la rama de canela, la piel de limón y la vaina de vainilla la cual habremos abierto a lo largo y extraído las semillas. Dejamos infusionar la mezcla y después retiramos del fuego y reservamos.
En un bol aparte mezclamos el azúcar con las yemas y con la fécula de maíz que habremos disuelto en la leche que habíamos reservado. Con unas varillas mezclamos hasta que esté completamente ligado.
A continuación a esta mezcla le vamos incorporando la leche infusionada y templada sin dejar de remover.
Una vez que tenemos todos los ingredientes listos, ponemos nuestra crema a fuego medio y no dejamos de remover porque podría pegarse la crema. Removemos constantemente hasta conseguir que la mezcla espese.
Retiramos y dejamos enfriar la crema pastelera cubriendo con papel film la superficie para que no se cree una piel.
La coca de San Juan es conocida porque se elabora para celebrar la noche de San Juan, la noche del 23 al 24 de junio.
Hay múltiples variedades de cocas: con mazapán, con crema pastelera, con piñones, fruta confitada o almendras. Os dejo aquí un enlace para preparar la crema pastelera.
Hoy voy a enseñaros a hacer una muy sencilla y queda muy rica y esponjosa.
Receta de Coca de piñones
Ingredientes
Masa Prefermento
100 gr de harina de fuerza
100 gr de leche
30 gr de levadura fresca de panadero (10 gr de levadura seca)
Masa principal
350 gr de harina de fuerza
2 huevos
45 gr de leche
80 gr de mantequilla pomada
100 gr de azúcar blanca
Ralladura de la piel de un limón
Unas gotas de esencia de vainilla
Un poquito de agua de azahar (opcional)
Una pizca de sal
Huevo para pintar
Preparación
Masa prefermento
La noche de antes debemos preparar el prefermento mezclando la levadura con la leche y dejando que se mezcle bien. Después incorporamos la harina y movemos hasta obtener una masa homogénea. Si lo hacemos con un táper cerramos con la tapa y dejamos reposar a temperatura ambiente. Y si lo hacemos en otro recipiente lo cubrimos con papel film para que no le salga piel a la superficie.
Preparamos la coca
Al día siguiente tendremos el prefermento preparado. En un bol grande ponemos la leche junto con el azúcar, la ralladura de limón, la mantequilla en pomada y la esencia de vainilla y mezclamos todos bien.
Incorporamos los huevos de uno en uno, y los mezclamos bien en la mezcla anterior. Si vamos a utilizar el agua de azahar este es el momento de incluirla.
Añadimos la masa madre y la harina y amasamos la mezcla durante unos 10 minutos, hasta que la masa se despegue de las paredes del bol. Colocamos la masa en una superficie ligeramente enharinada y amasamos brevemente.
Le damos a nuestra masa forma ovalada y la colocamos en un papel de hornear. Con el rodillo la vamos aplanando hasta conseguir que tenga un grosor de aproximadamente 1’5cm. Tapamos con papel film y dejamos reposar a temperatura ambiente hasta que doble su volumen (puede ser una hora dependiendo del calor que haga en ese momento). Veréis que la masa cambia por completo de aspecto.
Cuando tengamos la masa casi lista, precalentamos el horno a 180ºC.
Si la masa ya ha levado llega el momento de decorarla. Primero la pintamos con un huevo que habremos batido previamente. Le podremos lo que hayamos elegido, ya sea la crema pastelera, la fruta confitada, el azúcar, los piñones…
Introducimos la coca en el horno y dejamos cocer unos 20 minutos. Veremos que aumenta aun más su volumen. Si quieres comprobar que está lista puedes pincharla para ver si está cocida por dentro.
La sacamos del horno y la dejamos enfriar antes de comer.
Para la base de la tarta utilizaremos una masa quebrada de almendras. Podéis verla en la receta de Tarta Bourdaloue .
Preparación de la crema de limón
Empezamos mezclando todos los ingredientes que habremos pesado con antelación, excepto la mantequilla que la reservaremos y la gelatina que la incorporaremos más tarde. Tampoco pondremos la ralladura de limón que se incorporará al final de todo, cuando nuestra crema esté preparada. Debemos mezclar bien hasta tener una mezcla homogénea.
Es importante que pasemos por el colador la mezcla para poder quitar las impurezas que tengan y así la crema quedará perfecta.
Ponemos la mezcla al baño maría durante, removiendo de vez en cuando. También podemos poner la mezcla directamente en el cazo pero debemos remover constantemente para que nos pegue la crema.
Para hidratar las hojas de gelatina, las ponemos con agua fría en un recipiente y dejamos que se ablanden. Cuando estén blandas, las escurrimos con la mano y las incorporamos a la crema que ya habrá tomado temperatura. Y dejamos que siga la crema al baño maría. Estará lista cuando veamos que tiene una consistencia más dura que una crema pastelera.
Cuando tenemos la crema lista y aun en caliente, incorporamos la mantequilla en pomada y removemos para que se integre. Esto le dará más brillo y sobre todo, más cremosidad a nuestra crema de limón. También es el momento de poner la ralladura de limón que habíamos reservado.
Para montar la Tarta de limón
Para preparar la tarta de limón debemos haber preparado la masa con anterioridad. Un buen truco para que al poner nuestra crema, la masa no se humedezca es cuando sacamos la masa del horno y en caliente, untar la superficie con clara de huevo. Esto le crea una capa que la protege de la humedad de la crema que pongamos después.
Ponemos la crema de limón sobre la base de la tarta hasta cubrir. Lo hacemos mientras que esté templada para que podamos extenderla bien. Y dejamos que enfríe para que coja consistencia.
Podemos dejar la tarta así y cuando haya cuajado espolvorear con azúcar glas, o podemos decorarla con merengue y servir una tarta de limón como las de las pastelerías. Es muy sencillo. A continuación os indico cómo hacer el merengue para decorar esta tarta que en este caso será un merengue suizo.
Ingredientes para el merengue suizo
2 claras de huevo
100 g de azúcar
1 pellizco de sal
4 gotas de zumo de limón
Preparación
Ponemos en un bol todos los ingredientes. Lo ponemos al baño maría y vamos moviendo hasta que se haya disuelto el azúcar. Esta mezcla no debe alcanzar más de 60 grados. Si tienes termómetro pues es fácil. Y si no tienes termómetro, como es mi caso, pues un poco a ojo, lo ponemos a fuego medio-bajo y lo dejamos unos 5 minutos aproximadamente o hasta que el azúcar esté disuelto.
Cuando tenemos esta mezcla lista, sacamos el bol del baño maría y montamos con unas varillas hasta obtener un merengue firme.
Cuando tenemos listo el merengue lo metemos dentro de una manga pastelera con la boquilla que más nos guste y decoramos la crema de limón.
Para terminar , ponemos el gratinador del horno y vigilando, dejamos que se dore un poco el merengue. Hay que tener cuidado de no pasarse de tiempo porque el merengue amargará.
250 gr de frutos variados (arándanos, moras, frambuesas)
110 gr de harina de repostería
2 yemas de huevo
70 gr de azúcar
70 gr de mantequilla en pomada
3 gr de levadura química
Un pellizco de sal
Preparación
Precalentamos el horno a 180ºC, calor arriba y abajo
Batimos las yemas con el azúcar hasta formar una crema
A continuación incorporamos la mantequilla en pomada e integramos bien.
Mezclamos la harina con la levadura y la sal y vamos incorporando poco a poco a la mezcla anterior hasta conseguir una masa suave.
Colocamos la masa en unas cápsulas de magdalenas y distribuimos la fruta por encima. Yo he usado arándonos y frambuesas frescas, y moras congeladas que tenía de las que recogí este verano. Las he puesto sin descongelar. Debéis llenar las cápsulas con la masa hacia la mitad del molde, hay que dejar hueco para las frutas y además la masa aumenta de tamaño.
Metemos los recipientes en el horno durante 20 minutos aproximadamente.
Cuando estén listas las sacamos y dejamos templar.
Podemos dejarlas en la cápsula de magdalena o sacarla antes de servirla. Una opción para servirla es acompañarla de una bolita de helado suave (tipo yogur, vainilla o nata). Si las hacéis por la mañana para consumir por la tarde, metedlas 15 segundos en el microondas y parecerán recién salidas del horno.
Únicamente llevan un poco menos de harina que la receta de sus hermanas «Galletas de chocolate mil capas» y he prescindido también de la yema extra, de ahí que el proceso de amasado sea algo diferente. Pero como veréis a continuación son realmente sencillas.
Estas galletas son muy similares a las famosas cookies que podéis encontrar en las cadenas de restauración donde venden café, galletas, pastelitos…etc, pero caseras y deliciosas.
Receta de Galletas de chocolate mil capas «versión extendida»
Ingredientes
200 gr de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
90 gr de azúcar moreno
1 huevo M
120 gr de harina de repostería
120 gr de harina de fuerza
7 gr de bicarbonato sódico
1 c. s. de extracto de vainilla
150 gr de chocolate al gusto (si es con leche, minimo 35% de cacao)
Una pizca de sal
Preparación
En un bol ponemos la mantequilla blanda junto con los dos tipo de azúcar. Batimos con la varilla de la batidora o a mano (o con el accesorio pala si tenemos un robot) hasta tener una crema suave y esponjosa. Aproximadamente unos 3 ó 4 minutos.
A continuación añadimos el huevo entero y mezclamos hasta que se incorpore del todo.
Ponemos la vainilla y seguimos moviendo.
Mezclamos los ingredientes secos (harina, bicarbonato y sal) y agregamos a la mezcla hasta tener una masa homogénea. La masa veréis que queda muy blanda al tacto y que no se puede bolear. Lo importante es que la harina esté incorporada por completo.
En este momento metemos nuestra masa blanda en la nevera al menos una hora para que endurezca.
Dividimos la masa en tres partes iguales y formamos 3 rectángulos (de aproximadamente 10×15 cm). Cubrimos con papel film y los metemos en el frigorífico durante al menos una hora. Intentamos no manipular la masa en exceso porque al ser una masa tan blanda, si la calentamos mucho empezará a pegarse en las manos y no podremos manejarla.
Cuando la masa esté dura, la sacamos de la nevera. Quitamos el film de uno de los rectángulos y cubrimos por encima con la mitad del chocolate picado muy fino. Cubrimos con otro rectángulo de masa y volvemos a poner chocolate sobre esta masa. Y cerramos finalmente con el último y tercer rectángulo de masa.
Espolvoreamos ligeramente la masa con harina (o la cubrimos con un trozo del film) y pasamos el rodillo hasta que la masa tenga un grosor de unos 4 cm. aproximadamente.
Con un cortador redondo (yo he usado uno de 5 cm.) vamos cortando nuestras galletas y colocándolas en una bandeja para horno cubierta con papel de hornear. Dejamos una separación entre las galletas porque se expanden mucho y si las ponemos juntas se pegarán. Con los restos que nos queden de masa, podemos juntarlos sin amasar y seguir cortando galletas hasta terminar la masa. Cubrimos las galletas con papel film y dejamos enfriar de nuevo hasta que endurezcan un poco (unos 30 minutos)
Precalentamos el horno a 170 grados calor arriba y abajo y cuando tengamos las galletas frías las horneamos durante unos 9-11 minutos. Veremos que están listas cuando los bordes estén tostados. Aunque estén blandas al tacto en el centro no os preocupéis, cuando se enfríen estarán perfectas.
Esperar unos 5 minutos antes de pasarlas a una rejilla para que se enfríen por completo.
Estas galletas quedan más finas que sus hermanas las Galletas de chocolate mil capas y algo más blandas. Pero el reto de galleta cookie de cafetería está conseguido.
Estas galletas están muy ricas en sus dos versiones. La primera que publiqué es la que contiene un huevo y una yema y un poco más de harina que es la que se explica en esta entrada. Cuando hice estas galletas me parecieron realmente espectaculares pero no era realmente en resultado que estaba buscando. Aunque están igualmente deliciosas.
Lo que quería conseguir era una galleta tipo cookie de esas que podemos encontrar en las cadenas donde nos venden un café con una galleta enorme, con deliciosos trocitos de chocolate y con ese sabor a fruto seco. Si queréis conseguir ese efecto en la galleta es muy sencillo porque podéis aprovechar esta misma receta pero con dos modificaciones que os explicaré en la entrada Receta de Galletas mil capas de chocolate Versión extendida. La he llamado así porque esta masa de galleta si que se extiende en el horno, dándonos como resultado una galleta grande y muy sabrosa.
Receta de Galletas mil capas de chocolate
Ingredientes
200 gr de mantequilla sin sal a temperatura ambiente
90 gr de azúcar moreno
1 huevo M más una yema
150 gr de harina de repostería
150 gr de harina de fuerza
7 gr de bicarbonato sódico
1 c. s. de extracto de vainilla
150 gr de chocolate al gusto (si es con leche, minimo 35% de cacao)
Una pizca de sal
Preparación
En un bol ponemos la mantequilla blanda junto con los dos tipo de azúcar. Batimos con la varilla de la batidora o a mano (o con el accesorio pala si tenemos un robot) hasta tener una crema suave y esponjosa. Aproximadamente unos 3 ó 4 minutos.
A continuación añadimos el huevo entero y la yema y mezclamos hasta que se incorpore del todo.
Ponemos la vainilla y seguimos moviendo.
Mezclamos los ingredientes secos (harina, bicarbonato y sal) y agregamos a la mezcla hasta tener una masa homogénea. No debe quedar muy dura pero si necesita algo de harina podéis incorporarla.
Dividimos la masa en tres partes iguales y formamos 3 rectángulos (de aproximadamente 10×15 cm). Cubrimos con papel film y los metemos en el frigorífico durante al menos una hora.
Cuando la masa esté dura, la sacamos de la nevera. Quitamos el film de uno de los rectángulos y cubrimos por encima con la mitad del chocolate picado muy fino. Cubrimos con otro rectángulo de masa y volvemos a poner chocolate sobre esta masa. Y cerramos finalmente con el último y tercer rectángulo de masa.
Espolvoreamos ligeramente la masa con harina y pasamos el rodillo hasta que la masa tenga un grosor de unos 4 cm. aproximadamente. Podéis doblarla de nuevo y volver a estirarla, así tendréis seis capas en lugar de tres.
Con un cortador redondo (yo he usado uno de 5 cm.) vamos cortando nuestras galletas y colocándolas en una bandeja para horno cubierta con papel de hornear. Dejamos una separación entre las galletas por si se expanden mucho para que no se peguen. Con los restos que nos queden de masa, podemos juntarlos sin amasar y seguir cortando galletas hasta terminar la masa. Cubrimos las galletas con papel film y dejamos enfriar de nuevo otra hora.
Precalentamos el horno a 175 grados calor arriba y abajo y cuando tengamos las galletas frías las horneamos durante unos 9-11 minutos. Veremos que están listas cuando los bordes estén tostados. Aunque estén blandas al tacto en el centro no os preocupéis, cuando se enfríen estarán perfectas.
Esperar unos 5 minutos antes de pasarlas a una rejilla para que se enfríen por completo.
Por lo que conocemos hasta la fecha, el origen de nuestros turrones parece ser árabe. Principalmente los más tradicionales como son los de almendra, ya sea duro o blando, o el de Jijona.
Por los ingredientes que lo forman como son la almendra y la miel, se consumía principalmente en ocasiones especiales y festividades varias.
En la actualidad es España el país que mas produce y que más consume. Y por extensión también podemos encontrarlo en Francia, Italia o en algunos países hispanos por influencia española. En muchos países fabrican variedades con ingredientes muy similares y en cada lugar tiene un nombre diferente.
Del turrón de nata nueces poca información he podido encontrar, a pesar de ser una variedad muy frecuente en nuestro país desde hace años. Pero vemos que cada año se van aumentando las variedades y creando nuevos sabores.
Si queréis cocinar vuestro propio turrón de nata y nueces lo único que necesitáis son unos ingredientes de calidad porque es realmente muy sencillo. No lo preparéis con demasiada antelación porque, aunque tiene que reposar, tiende a resecarse por muy bien que se conserve.
Receta de Turrón de nata y nueces
Ingredientes
200 gr de almendra cruda molida
200 gr de azúcar glas
125 gr de nata líquida para montar (35% m.g.)
125 gr de nueces
Nueces para decorar
Cobertura o decoración de chocolate (opcional)
200 gr de cobertura de chocolate
20 gr de manteca de cerdo
La manteca de cerdo no es un ingrediente imprescindible si tenemos una cobertura de buena calidad. Lo único que conseguimos con ella es que la cobertura tenga una textura más líquida y se extienda mejor, pero podemos prescindir de ella.
Preparación
En un cazo ponemos la nata a fuego medio y dejamos que se caliente. Cuando esté a punto de hervir, incorporamos el azúcar glas y removemos hasta que se mezcle bien en la nata. Debemos ir removiendo de vez en cuando y no dejar que se pegue. La textura que tenemos que conseguir es la de una especie de almíbar, un caramelo líquido y claro.
Cuando hayamos conseguido la textura deseada es hora de incorporar la almendra cruda molida. Conseguiremos una pasta.
En este momento incorporamos las nueces que habremos troceado de manera gruesa y removemos bien para que se integren de manera uniforme.
Una vez tengamos lista la mezcla de nata y nueces con la almendra debemos ponerla en un molde.
No es necesario tener un molde para turrón. Podéis usar un molde rectangular forrado con papel de horno como os indico a continuación. O incluso un brik de leche cortado por la mitad y bien lavado, forrado igualmente.
Introducimos la pasta en el molde y la distribuimos por todo el recipiente. Debemos aplastarla muy bien para que quede compacta. Después alisamos la superficie y tapamos con el papel de horno sobrante. Debemos dejar enfriar por completo antes de desmoldar.
Podemos dejar el turrón así y ya estaría listo para comer. Si queremos cubrirlo con la cobertura de chocolate (blanco o negro), ponemos al baño maría el chocolate con la manteca y dejamos que se funda.
Desmoldamos el turrón y lo colocamos sobre una rejilla. Cubriremos nuestra tableta con la cobertura y si queremos decoramos con unas nueces.